Primera monta I. Doma natural

Hace ya casi tres años que os vengo contando mis experiencias en el Adiestramiento de los potros. Empezamos a relacionarnos con el potro casi desde su nacimiento, momento en el que empezó a vernos como un miembro más de su familia. Luego empezamos por las rutinas, le enseñamos a ramalear, a estar atado, dejarse cepillar, limpiar sus cascos, lo llevamos de reata, más tarde lo ensillamos y lo pusimos a riendas largas tanto en la pista como por el campo. Creo que ha llegado el gran momento, nuestro potro está preparado para montarlo, y espero que nosotros también.

Debemos creer en nuestra capacidad. Si hemos llegado bien hasta aquí el hecho de la primera monta no es más difícil que otra de las fases anteriores. Si el trabajo ha estado bien hecho a nuestro potro lo que más le gustará será nuestra compañía y nuestro contacto. Pues vamos a aprovechar esa circunstancia. Si le gustan nuestras caricias le vamos a dar caricias por todo su cuerpo con todo nuestro cuerpo.

Quiero resaltar que lo que voy a explicar en este capítulo es como realizar la primera monta de un potro con esta experiencia previa, no se trata de un potro cerril. Como hacerlo en ese caso lo trataremos en otro capítulo.

Yo tengo dos formas de enfocar la primera monta. Puede ser en la pista o en el campo. Una u otra dependerá un poco del potro pero más de si me siento o no seguro fuera de la pista. La verdad es que no es más difícil hacerlo fuera que en la pista. En este capítulo veremos como lo haríamos en la pista.

Ha llegado el día, puede que estemos un poco nerviosos, lo primero tranquilizarse. Vamos a hacer una serie de ejercicios antes de montarnos que no servirán para asegurarnos que el potro está preparado para montarse, si no es así no pasa nada, ya lo montaremos en otro momento. Yo nunca monto un potro que no quiere ser montado.

Caballo en el redondo

Caballo relajado

Fotos 1 y 2

Empezaremos soltándolo en el picadero redondo para que se suelte y se relaje. No se trata de cansarlo dando vueltas sin parar si no de que se relaje y busque mi compañía. Es posible que al principio el potro esté tenso, lo veremos pues levanta su cabeza, invierte su dorso, levanta su cola y sus movimientos son cortos y rígidos. Esperaremos a que nos de señales de relajación, estire su cuello con la cabeza baja, relaje su mandíbula sacando la lengua, relaje su dorso y amplíe sus movimientos. (fotos 1 y 2). Una vez relajado le pediremos que se acerque a nosotros y cuando llegue lo acariciaremos.

Una vez relajado buscaremos que se concentre en nosotros. Es muy importante que no se distraiga, pues debe estar muy consciente en todo momento de lo que estamos haciendo para poder asimilarlo y no verse sorprendido, pues podría asustarse y sería peligroso pues podríamos caernos. Para conseguir su concentración hay un ejercicio muy eficaz. Ayudándonos del ramal pediremos al potro que se pare frente a nosotros a una distancia de tres metros. Soltaremos la cuerda y debe quedarse en esa posición, atento a nuestros movimientos pero sin moverse. Jugaremos a aproximarnos y alejarnos de el alternativamente si no se mueve le recompensaremos con un tono de voz agradable y si se mueve le molestaremos con un tono de voz más duro, pero sin gritar pues no hay que asustarle. Iremos moviéndonos hasta acercarnos y acariciarle por todo su cuerpo con el caballo suelto, debe aceptarlo con gusto. Luego nos alejaremos de él moviéndonos a su alrededor. El nos mirará sin moverse del sitio.

montar caballo

Una vez que tenemos su atención buscaremos controlar sus movimientos. Se trata de que el potro se mueva sólo cuando se lo pidamos y en la dirección y aire que le pidamos. Para hacerlo buscamos unas señales fáciles de entender como se muestra en las fotografías.

Riendas caballo Riendas caballo
Riendas caballo Riendas caballo

Son una sucesión de señales que incrementan la molestia en el potro, desapareciendo en el momento que tenemos la respuesta deseada. primero con el brazo extendido señalamos la dirección elegida, en la misma posición tensamos el ramal creando una pequeña molestia, tercero usaremos la voz en este caso paso el potro recibe presión en sus oídos, cuarto moveremos la punta del ramal amenazándolo, quinto le tocaremos con suavidad en la grupa con la punta del ramal y sexto el contacto será más fuerte. En el momento en que se mueva desaparecerá toda presión que no volveremos a poner hasta que se pare.

Cuando hayamos conseguido que se mueva a las dos manos con la señal de voz le pediremos que venga hacia nosotros y le acariciaremos.

Con el potro relajado, quieto, concentrado en nosotros y esperando nuestra señal para moverse es el momento de montar. Empezaremos tocándole bien por su dorso, saltando a su lado para que nos vea por encima de sus orejas, apoyándonos en su dorso para que note un poco de peso y le pediremos que flexione su cuello a ambos lados. Si esto no le molesta y sigue tranquilo y concentrado podemos subirnos de tripa. Si acepta bien nuestro peso y contacto le pediremos que flexione su cuello desde esa posición, si puede hacerlo es que está relajado y además es bueno que nos vea bien con sus dos ojos. Si hay algún problema me bajaré, si no me iré colocando encima pasando mi pierna por la grupa, con contacto claro. No se trata de sorprenderle, el potro tiene que ser consciente de lo que está pasando y aceptarlo. De esta forma acabaré sentándome muy relajado. No haré nada, no le pediré que se mueva, esperaré a que si quiere se mueva por sí mismo y me note encima.

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