Adios a Steve Harris, nos ha dejado uno de los más grandes

                   Steve Harris su mirada muestra todo lo que sentía por los caballos.

El pasado 3 de enero en Arizona moría a los 73 años de edad, el Cowboy que llevaba a Dios en el corazón.

Steve nació en diciembre de 1940 en Arizona donde creció en una granja de Camp Verde. Él empezó a montar antes de ir a la escuela y los caballos se convirtieron en sus juguetes durante su infancia. Mientras estudiaba en el high school en Flagstaff donde se graduó en 1958, dedicaba los veranos a trabajar en los ranchos de ganado del pueblo.

Tras su graduación, compró 17 caballos y empezó a organizar rutas a caballo durante el verano.

Su padre fue contratado como capataz en el Antler Land & Livestock Ranch en Montana, donde se trasladó con la familia. Steve empezó a trabajar con su padre enrolándose como cowboy en el rancho. Él se dedicaba principalmente a desbravar los potros jóvenes además del resto de las tareas del rancho. El rancho tenía 20.000 cabezas de ganado, por lo que había que montar durante muchas horas al día. Steve estuvo trabajando en ranchos de ganado durante 25 años desde Arizona a Montana.

Tras un periodo personal de grandes dificultades Steve vivió de una forma muy especial un encuentro con Cristo. A partir de ese encentro empezó a leer la Biblia, texto inspirado por Dios. Según nos dice Steve, él encontró al Autor antes de leer el Libro. Ese encuentro con Dios hizo centrar toda su vida en seguir las enseñanzas que recibía a través de la lectura de la Bilblia, y empezó a pensar que su trabajo con los caballos tenía una trascendencia que antes no había percibido. De alguna manera sentía que trabajar con caballos le acercaba más a las personas

En 1985, con 45 años y siendo el responsable de un Rancho de cría de caballos árabes en Cottonwood, se encuentra con el maestro Ray Hunt con quien vio por primera vez trabajar caballos en libertad en el corral redondo. Estuvo viendo trabajar a Ray Hunt durante un día, en que desbravó más de 10 potros y puso a todos a trabajar, lo que impresionó a Steve profundamente. Al terminar la sesión compró uno de sus vídeos y se fue a su rancho, donde tras ver el vídeo creyó saberlo todo sobre el trabajo en el corral redondo. Sin dudarlo un momento se construyo su propio corral redondo, se aseguró de hacerlo muy sólido y resistente para que aguantara a cualquier caballo por muy salvaje que este fuera. El primer caballo que trabajó en el corral, se botó tan fuerte cuando lo montó que le arrancó los pantalones. Tras recuperarse de la caída, pensó, tal vez sería mejor volver a ver el vídeo y asegurarme de entender bien el trabajo de Mr Hunt.

Steve usando la bandera para acariciar al caballo y transmitirle confianza.

Observando a Ray Hunt pensó que los caballos veían a Ray igual que Steve veía a Dios. Los caballos se ponían en las manos de Ray Hunt para que los guiara al igual que Steve se ponía en las manos de Dios. Esta reflexión fue la que le llevó a ver muy claro que el trabajo con los caballos le acercaba más a Dios.

Lo que vio le hizo replantearse muy seriamente su forma de trabajar con los caballos. Pero lo que realmente cambió su vida fue su conversión personal al Cristianismo. La connunción de ambas experiencias le hicieron

Tras esa experiencia vio claro que su vida debía dedicarse a acercar a las personas a Dios mediante el trabajo con los caballos, y a ello se dedicó hasta su muerte.

Para ello, en 1986 compró 10 acres de buena tierra y construyó unas preciosas instalaciones donde alojar y entrenar caballos.

Su siguiente experiencia con la doma natural fue con Buck Branaman, quien de verdad le ayudó muchísimo. Posteriormente tuvo la oportunidad de trabajar con Pat Parelli, quien estuvo impartiendo cursos en su casa en los años 87 y 88. Por esa época empezó a domar mustangs salvajes en exhibiciones abiertas al público, y fue en una de ellas cuando mientras trabajaba a un caballo se dio cuenta de que el dueño del mustang estaba presente y empezó a explicarle que es lo que estaba haciendo mientras trabajaba con el potro, y así empezó la idea de impartir clinics sobre el inicio de potros. Así estuvo durante tres años hasta que en 1988 tuvo una visión sobre el «portaflex».

El curso con Steve en NH fue uno de los acontecimientos más importantes en la historia de nuestro centro.

Esteve vio un gran corral redondo hecho de tela y postes, que estaba cubierto por una gran lona sujetada al suelo por tensores atados a unas estacas clavadas en el suelo, al que entraban centenares de personas. Steve se encontraba en el centro de este corral montado en su caballo mientras la gente le rodeaba, y estando así el Señor le habló y le dijo «si enseñas a las personas a comunicarse con los caballos, aprenderán también a comunicarse mejor entre ellos mismos, lo que les permitirá comunicarse mejor con su creador».

En ese momento Steve salió de su casa y empezó a trabajar en la construcción del corral redono que se apareció en su visión, y así nació el Portaflex, un corral transportable, hecho de tela y estacas, que se monta en una hora y es perfecto para el trabajo con caballos, incluso con los más salvajes como son los Mustangs, pues aunque se tiren contra las paredes y se golpeen, nunca resultan lastimados. Además de la utilidad que tiene disponer de un corral redondo que se transporta en el maletero del coche y se monta en cualquier lugar en una hora.

Steve con Victor Ros y Juan Araquistain en su primer viaje a España.

Grandes han sido las aportaciones de Steve. Sin duda el portaflex es una gran herramienta para trabajar los caballos. Más importante ha sido la transmisión a centenares de personas del «Touch of Love Horse Training»

El Touch of Love se basa en unos principios muy sencillos. Tras 20 años trabajando con cientos de caballos diferentes, Steve se dio cuenta de que la cosa más importante que un caballo necesita saber cuando está en compañía es quien va a guiar y quien va a seguir. Por lo tanto el entrenador debe saber que el caballo se sentirá feliz siendo el que sigue a un guía, y que simplemente necesita que le muestren el camino hacia dónde vamos a qué velocidad queremos llegar allí. Además el caballo necesita saber que puede confiar en ti totalmente, y tu responsabilidad es no traicionar dicha confianza.

Steve trabajando la confianza en un curso en Equilibre con Felicidad Bazin, una de las personas que mejor han entendido el Toch of Love.

 Cuando yo cambié el rumbo de mi vida y decidí dejar la abogacía para dedicarme a trabajar con los caballos, me preocupaba que fuera una decisión frívola, y le comenté a mi cuñado sacerdote que si era justo que dejara una profesión como la de abogado donde podías ayudar a la gente a solucionar sus problemas legales, por trabajar con caballos. Y su respuesta fue clave en mi decisión, me dijo que trabajando con caballos también podía ayudar a la gente ayudando a sus caballos. Con el tiempo, las prisas y las ganas de cumplir con las expectativas de algunos clientes, te llevan a trabajar con los caballos y no para los caballos, y gracias a Steve me di cuenta de ese gran error.

Poder dedicar tu vida a tratar con caballos y ayudarles a relacionarse mejor con la gente es un regalo. Si un particular debe dar gracias a Dios por poder pasar determinados momentos maravillosos con su caballo, ¿Que deberíamos hacer los que tenemos la suerte de poder hacer de nuestra pasión nuestra profesión?

Steve me ha enseñado a disfrutar de cada instante que estoy con el caballo, de disfrutar del proceso de aprendizaje, no sólo de cuando se obtienen resultados. Que nunca es importante el tiempo que tardemos en enseñarle un ejercicio nuevo al caballo, que a cada caballo hay que darle lo que necesita, un liderazgo claro y seguro, que sepa que estamos totalmente concentrados en lo que le está pasando, que estamos allí para solucionar sus problemas y no para provocarlos y a pesar de que hay que educarlos, por lo tanto poner límites en muchas ocasiones, siempre lo haremos con respeto y desde el corazón. Muchos nos criticarán diciendo que no somos capaces de conseguir resultados inmediatos, tal vez tengan razón, pero no podemos cambiar nuestra forma de entender la relación con los caballos por lo que digan los demás. Así es Steve Harris, el Cowboy Cristiano que doma desde el amor.

Steve ha sido, sin duda, el maestro que mas ha influido sobre Juan Araquistain Jr.

La influencia que Steve ha ejercido sobre mí ha sido enorme. Poder comprobar cómo su discurso es siempre coherente con sus actos, como su mensaje Cristiano está presente en cada momento, ya sea en su trato con los caballos o con las personas. Ese mensaje de amor hacia el prójimo, junto con la humildad y entrega por los demás, hace de Steve un verdadero ejemplo a seguir.

No sólo he podido ver en tantas ocasiones a famosos domadores que parecen que trabajan más para demostrar a la gente lo buenos que son, para su propio lucimiento, sino que me he contagiado de ellos. Es tan fácil creerte que eres alguien especial, simplemente porque la gente te adule un poco, por que salgas en la prensa o la televisión. Ahora me doy cuenta de lo ridículo que llega uno a ser cuando se cree que es algo especial por montar un potro un poco más rápido que los demás, enseñar a un caballo que normalmente no quiere a que suba al remolque, ganar una u otra competición, etc.

Steve con Juan Araquistain y Solanos Sugarman en NH

Por desgracia no es fácil seguir el ejemplo de Steve. Ya me gustaría poder ser igual de coherente que lo era él, tanto con los caballos como con las personas. Pero poder tener tan presente su forma de entender la vida nos puede ayudar a tratar de volver al camino cuando nos salimos de él.

Es verdad que Steve Harris nos ha dejado, pero ahora lo siento mas cerca que nunca. Sé que esté en el Cielo y desde allí puede ayudarme mucho más que desde Arizona. Desde que murió lo siento mucho más próximo y en muchos momentos del día pienso en su ejemplo y le pido que interceda ante Jesús por todos los que nos dedicamos a tratar con caballos.